Sé que esta semana no has tenido tu mail cursi, así que, para que no gruñas, aquí va:
Esto es una conversación ficticia en cualquier bar de Madrid. Te presento a Mara, Leonor y Patricia, que están charlando y pasando la tarde tomando algo.
Mara, sonriendo como siempre, le preguntó a Patricia:
- Bueno, Patri...jejeje...¿y tú? ¿Qué tal con “el desaparecido”?
- jejeje...ahí está, dijo Patricia.
- Yo, desde luego, le mandaría a la mierda, dijo Leonor tan práctica como siempre.
- Si, ya me lo has dicho muchas veces, jejeje, le desafío Patricia.
Patricia conoció a Rodrigo por Internet hace ya varios meses y empezaron un tira y afloja cuanto menos divertido, que no llegaba a fraguarse en nada concreto, pero que ahí continuaba.
De su misma edad, Rodrigo tenía una hija a la que adoraba, una vida familiar, serena y ordenada que Patricia no hacía más que admirar y un carácter y, sobretodo, un humor muy parecido al suyo.
Rodrigo se dejaba llevar, entre cómodo y divertido, por aquélla chica (desde luego guapa) que le ponía las cosas tan fáciles. Que a veces le hacía reír, a veces le sorprendía e intrigaba y con la que no le importaba pasar, muy de vez en cuando para que la cosa no fuera a más, alguna noche de desenfreno.
Patricia, mirando mientras sonreía los hielos de su te y jugueteando con ellos, dijo:
- Es que es la leche, tías, en serio...me río un huevo con él. Es súper parecido a mí.
- Tía -dijo Leonor, casi cabreada- no entiendo como no le das carpetazo a esto.
Patricia, mientras escuchaba a Leonor y los gestos de aprobación de Mara a lo que decía, tenía la cabeza en todo menos en dar carpetazo a nada.
Rodrigo estaba sin estar...estaba sin quererlo y queriéndolo a la vez...a su modo...como él quería o podía...sin ella pensar, si quiera, en pedirle más de lo que él la quisiera dar. Disfrutando divertida de su forma de ser y de estar.
Un beso,
Nela

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