domingo, 25 de octubre de 2009

Cine para Adultos

Nunca te he escrito un mail subido de tono...si quieres, quédate conmigo en éste y vemos juntos como se me da...Hay que leerlo despacito y sin distracciones...

Esa noche de finales de noviembre hacía frío...pero ese frio no era la única razón de que caminara deprisa por Madrid. Llevaba un pañuelo color fucsia que me abrigaba el cuello y que me daba una nota de color, pero el abrigo largo y negro que se ajustaba un poco a mi cuerpo era un poco fino para la temperatura exterior. De mi boca salía vaho y se me había hecho bastante tarde. Llevaba unos guantes de cuero negro con piel suave y caliente por dentro y las manos en los bolsillos del abrigo. No veía el momento de llegar hasta donde estabas esperándome.

Comprobé que el cine estaba lleno de gente. Nuestra película empezaba en menos de cinco minutos. Por fin te vi. Tú ya me habías visto llegar casi corriendo y estabas con cara de "anda que, vaya horas" moviendo la cabeza pero sonriendo... Me disculpé apresuradamente por el frio y la prisa y te di un beso en la mejilla a modo de saludo. Me dijiste que ya habías comprado las entradas, pero que no nos daba tiempo a comprar palomitas dada la cola que había y que, si me parecía, fuésemos entrando por que la película estaba a punto de empezar.

Entramos y buscamos nuestras butacas un poco despistados por que no se veía bien. Arriba del todo, en la última fila, teníamos nuestros asientos...los anuncios ya estaban terminando y la sala estaba prácticamente llena cuando nos sentamos...se apagaron más las luces y empezó la película.

Sabías que seguía con frío y me pusiste por encima tu cazadora como arropándome, yo me quité los guantes y te cogí la mano debajo de esa manta improvisada...te gustó.

Como siempre que te cojo la mano, te la apreté un poco y te la acaricié suavito...me miraste casi serio. Así, ya más calentita y contigo al lado apenas presté atención a la película. Comprobé que tú tampoco estabas muy atento cuando, a mitad de la misma, empezaste a acariciar mi entrepierna debajo de la cazadora de manera cariñosa y suave...te miré y me estabas mirando...me acerqué y te besé con la seguridad de que nadie nos veía...

Si no me hubieras acariciado como lo hiciste te hubiese detenido medio alarmada al estar rodeados de gente...pero sabes muy bien como hacer que no pueda evitar dejarme llevar por tí cuando eres más pillo que tímido... Apoyé la cabeza en el respaldo y, cerré los ojos mientras tu mano buscaba el botón de mi pantalón. Debajo de tu cazadora, sentí como lo encontrabas, lo desabrochabas y bajabas un poco la cremallera...te acercaste a mi y me besaste...yo traté de no acelerar la respiración en medio de esa oscuridad para evitar que nos oyese alguien.

Retirando el apoya brazos que nos separaba, compartimos los dos tu cazadora para tener esa intimidad que necesitábamos...escondiéndonos debajo.
Sin contenerme, deslicé ahora yo mi mano hacia tu pantalón y notaste como te acariciaba despacito, sin prisas...Mirando a los que estaban más allá y comprobando que estaban absortos en la película, te empecé a desabrochar el cinturón y luego uno por uno los botones del pantalón lentamente e intentando no moverme mucho para no llamar la atención.

Te dejaste hacer por mi y noté sin ninguna duda como te gustaban cada vez más mis caricias por encima de tu pantalón, no pudiste controlar las ganas de meter la mano por debajo de mi camisa y encontraste mi pecho que acariciaste serio bajando luego la mano cada vez más...tus dedos llegaron donde querías y se humedecieron, mi respiración casi parecía que quería delatarnos...mi mano sobre tu ropa interior hizo que fueses tú quien en esos momentos cerraras los ojos dejándote llevar.

Sin poder bajarte los pantalones bien, sólo pude introducir lo justo la mano...lo justo para que pudiese sentir tu erección cada vez mayor...Mientras te sujetaba suave pero firmemente, te acercaste mucho a mi cuello como suplicando que no parase...no paré y te confesé al oído las ganas que tenía de sentarme encima tuyo para que me acariciases, me quitaras el sujetador y me besases el pecho...eso hizo que ya no pudieras más, apoyases tu cabeza en el respaldo e intentases ahogar un pequeño gemido sin conseguirlo del todo...ahora fui yo quien notó tu humedad y quien no pudo controlar ese gemido.

Sonó la música del final de la película.

Un beso de los especiales, sabes que nos queda pendiente un cine.

Nela

Mil Novecientos Cincuenta

La calle estaba repleta de gente que no se miraba entre sí. Ese día me había sentado en uno de los bancos que había, en un intento de detener un poco el tiempo y pensar. Me encendí un cigarro y me propuse ordenar ideas mientras veía pasar a toda esa gente.
En un lapso de tiempo no demasiado largo un chico me pidió fuego, una señora me preguntó por una calle y un señor mayor se sentó a mi lado dándome los buenos días para al poco levantarse con dificultad.
Mientras fumaba y veía pasar a toda esa gente me puse a pensar en el último año...

Para intentar resumirtelo mucho, te diré que mi ex tenía alma de político y eso, tal y como él quería, acabó siendo su profesión. Recuerdo interminables cenas con gente que acaba de conocer del mundo del periodismo y la política...gente que mi ex metía en nuestra vida como si fuesen amigos de toda la vida y que, luego, se esfumaban una y otra vez.
A mi eso no me gustaba, yo prefería una vida más pequeña, más tranquila y donde la gente, los amigos, no fueran de paso como en la suya. Yo no entendía ese mundo donde los "amigos" lo eran por interés y no llegaba nunca a encajar en todas esas relaciones que me eran totalmente ajenas por mucho que lo intenté por él. Al final esas dos formas de ver la vida, hicieron que nuestra relación se acabase y los dos estuvimos de acuerdo.

En esas estaba yo cuando, aterrizando con mucha curiosidad en esa nueva vida que se me había presentado, entré en el mundo de internet, mundo que yo, hasta ese momento, desconocía por completo.
Para mí esto de "ligar" era completamente nuevo, me divertía y me dejé llevar entre piropo y piropo, entre conversación vía chat y dos besos antes de, dependiendo del caso, muchos otros besos. Era lo que, en ese momento, necesitaba y no me arrepiento de ninguno de ellos.

Pero sucedió algo importante. Así, sin buscarlo, apareciste tú.
Tú no eras como éramos todos por ahí. No seguías las conversaciones de la misma forma...Para mí se convirtió en un reto saber que estabas buscando, ¿por qué estabas en internet y por qué no seguías las mismas reglas que todo el mundo?
Cuando yo trataba de mantener las conversaciones que mantenía con otra gente tú no me seguías, cuando otros me decían las ganas que me tenían, tú me decías que si había cenado y que qué me iba a preparar, cuando cualquiera hubiera seguido divirtiéndose conmigo de una manera superficial, tú desaparecías..., cuanto más quería quitarle hierro e importancia a nuestros diálogos en un intento de no agobiarte, más te alejabas.
No quería, según pasaban los días, que te fueses por que, por alguna razón, me transmitías una paz indescriptible, por que contigo era todo "como tenía que ser", por que me sentía muy bien hablando contigo y por que me hacías reir. Y en un intento titánico para que siguieses ahí inventé una vez tras otra mil teorías para intentar entender tu comportamiento y que no te alejaras.
Fui superficial, por si no querías implicarte emocionalmente con nadie. También cínica, para que vieses que no necesariamente eras tan importante para mí y no te asustaras, fui despreocupada, por si veías a más gente...Equivocándome o no, fui descartando una tras otra teorías como que yo no te gustaba más que para de vez en cuando divertirte un poco, como que te apabullaba o como que estuvieses jugando conmigo.
Poco a poco fui viendo con sorpresa que, cuanto más vulnerable, cercana y sincera era, más te acercabas. Fui viendo con sorpresa que te gustaba que te dijera las cosas que te decía en mis mails. Me costaba darle a la tecla de enviar por que siempre pensaba "va a pensar que de qué voy"...pero ahí sigues, hasta donde yo sé, queriendo el siguiente.
Poco a poco fui descubriendo con sorpresa que yo te gustaba pero que te costaba decirmelo...casi como si no estuviesemos en esta época. Tímido y pillo...una combinación con la que consigues que, cada vez que te veo, quiera volverte a ver.
Y me descolocaste de tal manera que me costó mucho entender que en realidad era así tu manera de acercarte...sin ninguna prisa...dejándote llevar por mí que me equivocaba una y otra vez mientras iba intentando que no te alejaras.
Me costó muchos meses entender que yo no te daba igual.
Nunca has querido correr, casi nunca llevas la iniciativa si puedes evitarlo...solo te dejas llevar...y te asustas a veces y desapareces, pero cada vez menos. Ahora me has dicho que ya sí te fias de mi, ahora a veces eres tú el que me buscas, por que lo pasamos bien cuando hablamos y cuando nos vemos. Por que sabes que nunca voy a pedirte que estés de una forma diferente a la que tú quieras estar, que respetaré siempre que quieras alejarte. Aunque sabes bien que no quiero que lo hagas.
Hoy en día, en la época en la que todos van a un ritmo frenético, tú vas despacito regalándome tardes y noches cargadas de complicidad que hacen que me sienta bien y que te animo a que me sigas regalando.

Todo eso pensé, en ese banco del siglo de las comunicaciones, mientras pasaba toda esa gente que no se miraba entre sí.

Un beso,
Nela


El Mensajito

J:

Cocinar para mi sola se me hace rarísimo y un coñazo, por lo que casi siempre acabo comiendo fuera. Pero tampoco cocino tan, tan, tan mal...jejeje. Sé hacer algunas cosas ricas...por ejemplo, sé hacer unas tiritas de pollo empanadas que llamo "marifranitos" (te contaré por qué ese nombre otro día) que me salen buenísimas jejeje. Seguro que te encantan si los pruebas.

Si me propongo algo, no paro hasta que lo consigo o hasta que entiendo que no puede ser por mucho que yo haga...

Me gusta estar en casa pero no sola, me gusta tanto dar como recibir...y me gusta compartir cada cosa que me pasa.

Soy más de perros que de gatos. Es un tema de complicidad. Aunque sea más difícil, merece la pena por esa complicidad. : )

Cuando alguien se convierte en especial para mí eclipsa a todos los demás, haciendo que desaparezca cualquier “cocinero”.

A veces reconozco que soy un poco caprichosa y me sale la mala leche si algo no me cuadra, eso es verdad. Pero en cuanto me ponen “carillas” (tipo el gato de Shrek) se me pasa en seguida, porque en general se me manipula fácil, mientras la cosa no sea seria.

En invierno me gusta ir a sitios que huelen a leña y, en verano o siempre que tenga unos días sea la estación que sea, me encantaría viajar en plan sin prisas por España en coche, hacer muchas fotos y parar a menudo para ver algún puebluco que me llame la atención de camino a cualquier punto del norte. Prefiero las playas chiquititas y escondidas que las grandes y largas. Mi padre nos llevaba mucho de camping cuando éramos pequeños y me encanta, pero no he tenido la oportunidad de repetirlo desde los 10 años. Tengo que confesar que me llamó mucho la atención lo que me contaste de ir con L. y su amiga de camping por que no había oído a nadie de nuestra edad decir que lo hubiera hecho con sus hijos.

Mas cosas...

Cuando conecto con alguien, prefiero mil veces unas tapas en la barra de un bar que un restaurante de mantel. Estoy de acuerdo contigo: tiene más encanto (jejeje) y no creo que, alguien que prefiera lo contrario, conectase mucho conmigo.

Soy optimista por naturaleza porque siempre he tenido las cosas muy fáciles...nadie me ha hecho daño a propósito nunca y eso hace que, en general, me fíe de primeras de la gente.

Para acabar te diré que me encantó volver a escuchar tus anécdotas, que te agradezco la experiencia de dormir con un perro, dos gatos y contigo...jejeje...por que fue genial. Me gusta que me hagas rabiar tanto afeitado como con esas canas. Decirte que me gustó que te ofrecieses a acompañarme a buscar mi gatito y me gustó sobretodo tu "mándame un mensajito cuando llegues para que sepa que has llegado bien".

Un beso,

Nela

PD: Lo mejor tuyo, como te dije una vez, no son tus puyas. Pero tampoco tus besos, por muy buenos que sean. Lo mejor, para mí, son las cosas que me cuentas sobre ti en esos mails que me envías, sin tú saberlo, cada vez que te veo. A ver si puedo leer pronto alguno más.

Entre Amigas

Sé que esta semana no has tenido tu mail cursi, así que, para que no gruñas, aquí va:

Esto es una conversación ficticia en cualquier bar de Madrid. Te presento a Mara, Leonor y Patricia, que están charlando y pasando la tarde tomando algo.

Mara, sonriendo como siempre, le preguntó a Patricia:

- Bueno, Patri...jejeje...¿y tú? ¿Qué tal con “el desaparecido”?

- jejeje...ahí está, dijo Patricia.

- Yo, desde luego, le mandaría a la mierda, dijo Leonor tan práctica como siempre.

- Si, ya me lo has dicho muchas veces, jejeje, le desafío Patricia.

Patricia conoció a Rodrigo por Internet hace ya varios meses y empezaron un tira y afloja cuanto menos divertido, que no llegaba a fraguarse en nada concreto, pero que ahí continuaba.

De su misma edad, Rodrigo tenía una hija a la que adoraba, una vida familiar, serena y ordenada que Patricia no hacía más que admirar y un carácter y, sobretodo, un humor muy parecido al suyo.

Rodrigo se dejaba llevar, entre cómodo y divertido, por aquélla chica (desde luego guapa) que le ponía las cosas tan fáciles. Que a veces le hacía reír, a veces le sorprendía e intrigaba y con la que no le importaba pasar, muy de vez en cuando para que la cosa no fuera a más, alguna noche de desenfreno.

Patricia, mirando mientras sonreía los hielos de su te y jugueteando con ellos, dijo:

- Es que es la leche, tías, en serio...me río un huevo con él. Es súper parecido a mí.

- Tía -dijo Leonor, casi cabreada- no entiendo como no le das carpetazo a esto.

Patricia, mientras escuchaba a Leonor y los gestos de aprobación de Mara a lo que decía, tenía la cabeza en todo menos en dar carpetazo a nada.

Rodrigo estaba sin estar...estaba sin quererlo y queriéndolo a la vez...a su modo...como él quería o podía...sin ella pensar, si quiera, en pedirle más de lo que él la quisiera dar. Disfrutando divertida de su forma de ser y de estar.

Un beso,

Nela

Yes Man

Hola J:

Hoy he estado viendo una peli que he alquilado en el videoclub. Es de Jim Carrey y se llama "Yes man" o "Di que sí" en su versión española. Me ha gustado mucho por que es la típica película que te deja con buen cuerpo.

No sé si la has visto, por si acaso te la resumo: va de un amargado que derrepente se da cuenta que su vida empieza a mejorar a raiz de que se ve en la obligación de decir a todo "sí, vale"... y, cada "sí" que dice, le lleva a una situación inesperada y siempre sorprendente en el buen sentido.

Había un libro también, de esos de autoayuda (te juro que es el único de autoayuda que he leído jejeje). Se llama "¿Quién se ha comido mi queso?" y la filosofía del mismo es "¿qué harías si no tuvieras miedo?". Te anima a que decidas basándote en que tu decisión sea la que tomarías si no tuvieses miedo.

Mi mejor amiga y yo, con esa chorrada, nos hemos metido en más de una que ni te imaginarías jejeje...nosotras, esa frase, la trasformamos...y se quedó en "¿pero qué coño?" jejeje...

Nos hemos reido mucho con eso de "¿qué harías si no tuvieses miedo?" por que añadimos..."cagarla"...jejeje. Sin embargo está comprobado que, aunque nos equivocasemos en más de una ocasión, nunca nos arrepentíamos por que era lo que realmente queríamos hacer.

¿Qué te diría yo si no tuviera miedo?...jejeje...como tú dijiste en la primera frase que me dijiste: "ufff...muchas cosas"...

Por de pronto te diría:

"Tengo muchas ganas de que llegue viernes, sería genial acabar la noche con dos zumitos de naranja".


Un beso,

Nela

La Nicotina

J:

El día siguiente después de verte, llegué a mi casa y estaba todo como lo dejamos la noche anterior...y me di cuenta, con cierto fastidio, que te echaba de menos.

El que te eche de menos desde el día siguiente en que te volví a tener es un fastidio por que no sé nunca cuando te voy a volver a ver.

Y, ahora, echo de menos acariciarte una vez más el pelo mientras estoy sentada encima tuyo en mi sofá, mirarte a los ojos de pillo que tienes, y besarte en la boca de esa manera que tanto me gusta, sonriendo entre beso y beso y disfrutándolos mientras me los das despacito y suavemente como casi todo en tí. Me dejo hacer y siento en mí tu forma de tocarme y de besarme, de hablarme mientras me miras con cierta timidez...que acompaña a la mía...haciendo que ambos nos sintamos más seguros por fin...y noto tu sabor que se mezcla con el del tabaco haciendolo aún mejor...como si le añadieses nicotina para que siga queriendo más...

En mi caso, cuando te alejas, te echo de menos...sí, pero no sólo por tus besos, eso es algo que también quiero decirte en este mail.

Y es que, aunque no lo creas, yo también leo mails tuyos ¿sabes? y en esos mails que yo me invento que tú me escribes, además de esa mirada de pillo, yo leo muchas cosas que hacen que también te eche de menos.

Por ejemplo, en uno de tus mails leí que el abrazo que me diste en mi cocina el día del "Quizá no debería decirte esto, pero me apetece verte" fue el abrazo que yo te pedí cuando estaba malita. Fue tan de sorpresa como esa visita de ese domingo. Tan de sorpresa que no supe bien que hacer con él, por que para mi fue completamente inesperado...No llegó exactamente en el momento que te lo pedí, pero llegó...de eso te encargaste tú. Y quería que supieses que sé que llegó, que no lo pierdo y que lo guardo...En ese mail, además, me dijiste de manera clara que me echase un poco al lado, sacase la mano por la ventanilla y le indicase al bólido que nos adelante y que nos deje en paz. Todo eso que yo leí en tu mail me gustó mucho.

Hay más mails que tú me escribes, como en el que me contaste tu forma de importarte y preocuparte por la gente que te importa a la que hacía referencia en un mail que te envié no hace mucho. En el mail que tú me escribiste, con tu forma de tratar a tu perro, me contaste cosas muy chulas de tí.

Otro mail, por ejemplo, es el de tu mirada tímida y tus puyas en el que me cuentas que te gusto y que te cuesta decirmelo.

Hay muchos más aunque tú no sepas que me los has escrito.

Y me quedo con que lo que tú me dices es que no me tienes que pedir los mails que te escribo por que está claro que los quieres, y quiero que tú te quedes con que yo quiero volverte a ver, por que está claro que lo quiero.

Me invento lo que no dices para que no digas otra cosa que la que yo quiero oir: que también te gusto y que, aunque sea de vez en cuando, seguirás estando.

Recordando nuestra conversación de Spiderman, el tío de Peter Parker le dice "un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Por mucho que yo no quiera, tú tienes el poder de que te eche de menos y quiero animarte a que lo utilices con responsabilidad para que, sólo si tú me echas de menos también, no me hagas echarte de menos demasiado tiempo.

Un beso,

Nela.

PD1: Este mail, como habrás visto, es súmamente cursi. Me preocupa por que no quiero, como te dije una vez, decirte más de lo que tú quieres oir. Al pedirme que te siga mandando mails según pasa el tiempo y a medida que nos vamos conociendo más, tienes que entender que mi forma de verte va evolucionando así como las cosas que quiero decirte y, hoy, lo que he querido decirte es que te echo de menos cuando no estás, por que es verdad. Yo sigo sin saber bien que hace que tú sigas estando y si tú también me echas de menos a veces a mí, pero sólo espero que mandarte mails como este no haga que te alejes...Te digo esto por que he pensado dos veces si mandartelo o no, ya que prefiero frenar en seco el tono de los mails que poner en juego tu mirada y tu estar. Una vez más me arriesgo con el convencimiento de que si te sientes incómodo me lo dirás.

PD2: Quizá yo no sepa dar masajes, pero sí sé hacer despacito unas cosquillitas suavitas en la espalda con las que te morirías. : )