Te voy a describir dos escenas:
Tu pelo permanece impasible en medio del vendaval que nos rodea esa tarde de octubre. El mío no, y trato de cubrirlo con la capucha de mi cazadora sin mucho éxito. Agotados de luchar contra tanto revuelo a nuestro alrededor, y sin haber podido fumar agusto, nos dirigimos con prisa hacia tu portal con ganas de dejar atrás ese ruido de viento y hojas tan otoñal. Tu perro nos mira contento y cansado después del agitado paseo. Tú, tras cerrar la puerta de tu casa, gruñes incómodo y yo, mirándote, me echo hacia atrás la capucha y te sonrío apresándote contra la pared pidiéndote bajito que dejes de hacerlo...lo consigo y sonríes haciendo que no pueda evitar besarte y, mientras, nos vamos acercando a tu cuarto de la mano y cerramos la puerta dejando muy atrás el viento y su ruido...disfrutando del silencio y besándonos sin prisa para después volver a acelerar la respiración por motivos muy diferentes.
. . .
En la calle estamos a "menos un grado" esa tarde de diciembre...Son sólo las ocho pero ya es completamente de noche. No es posible hablar sin que salga vaho y sin hacerlo entrecortadamente...Tú y yo entramos en mi casa con la agitación y la prisa propia de quien está intentando dejar atrás el frío...Encendemos las luces justas...nos quitamos la ropa de abrigo el uno al otro con cierta impaciencia y nos besamos tiritando aún por ese frío de la calle y con dificultad para respirar. Sonreímos los dos de forma poco inocente mirándonos a los ojos y nos metemos helados debajo de mi edredón de Ikea...Ahora sí, entramos en calor sin prisas...sin ninguna prisa...
Me has regalado momentos muy buenos esta primavera y este verano...Ahora, siempre que tú quieras, sabes bien que me gustaría que me regalaras alguno más este otoño y este invierno.
Dentro de poco vendrán las tardes de frío y, aunque sean poquitas las que quieras estar, espero que sí quieras alguna...porque, no sé como te las apañas pero haces que, cada vez que te veo, me quede con más ganas de ti, con más ganas de tu forma de apartar la mirada cuando me hablas, de tu timidez transformada en puyas, de que me hables suavito, de que me sigas contando anécdotas de tu tropa y con más ganas de tu manera de acercarte dejándome hacer a mi...
Sin las palabras que tú me dices sin decirmelas y sin mi obstinación para interpretarlas como me da la gana, no habría mails, ni complicidad, ni esto sería tan divertido...Gracias, por tanto, por esas palabras "que no me dices" y que sabes que yo interpreto a mi antojo, aún a riesgo de equivocarme.
No has desaparecido tras habernos visto (es una novedad jejeje)...disfrutaré de tu querer estar y respetaré siempre que te alejes, cuando quieras hacerlo.
Un beso,
Nela
PD: Si puedes ven el domingo, te gustará mi sandwich...y el postre jejeje.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario