Ya han pasado como dos meses desde lo de G.
He de deciros que efectivamente él desapareció...sin embargo recuerdo bien que me ayudó muchísimo en esos momentos en los que tanto lo necesitaba y, por esa razón sólo puedo recordarlo con cariño, respeto y agradecimiento.
Han pasado 2 meses, 2 meses en los que mi vida ha dado un giro de 180 grados respecto a mi vida anterior.
Y tengo mucho que contar...menos mal que no sabe nadie de este blog...es como un pequeño diario secreto en el que escribo cada vez que me encuentro con ganas de decir algo..como ahora.
Después de lo de G. he intentando vivir nuevas emociones y, sí, volví a internet..no podía quedarme en casa deambulando sin saber que hacer mientras todo el mundo tenía cosas que hacer. No me encontraba con fuerzas para buscar las cosas que me gustaban como me animaba todo el mundo a hacer, no me apetecía salir por ahí, todo era muy raro para mi y gracias a internet de nuevo comencé a explorar este mundo, cuanto menos curioso y entretenido, que es internet.
Mis inicios después de lo de G. fueron muy muy sorprendentes para mi...me veía a mi misma hablando con desconocidos de muy buen rollo, yo podía ser gracias a internet mucho más extrovertida, descarada incluso y, desde luego era sorprendente ver como recibía todo tipo de halagos, piropos, risas y entretenimiento de todo tipo.
En pocas semanas conocí a muchísimos chicos y, cada uno era diferente y maravilloso a su modo.
He de decir que yo no estaba para comerme mucho el tarro, me dejaba llevar y dejaba que las cosas pasaran mientras yo me encontrara agusto. Aprendí cosas de mi misma que no conocía, viví experiencias concentradas en cuestión de días, descubrí el sexo como nunca antes lo había conocido y dejaba que esos chicos entraran y salieran de mi vida sin más...si no se iban era yo la que me iba y si lo hacían no me importaba demasiado.
Y así, de repente, se cruzó en mi camino entre todos esos chicos uno muy muy especial...enigmático, con mi mismo sentido del humor y genial.
Entró J. por la puerta grande...empezamos con un pequeño chat, y a ese siguió otro y otro...horas enteras en casa sóla pero con su compañía. Y llegar a casa ya no era una locura, sino que J. lo convirtió en algo sereno, tranquilo, en costumbres tan básicas como la cena cuando tenía que ser, el cigarro de después de la comida, amables conversaciones amenizadas con muchas risas al sentirme libre de expresarme al sentir que alguien entendía a la perfección mi sentido del humor, lo compartía y le gustaba. Y a mi el suyo.
Todo iba muy despacito...a su ritmo, sereno, tranquilo, sin correr...sin precipitarnos y riéndonos mucho.
Y le conocí...una noche genial...por fin pude ver su sonrisa y su mirar, aquel mirar que tanto me había fascinado en su foto de internet..pudimos esquivar las miradas del otro y sonreir al unísono viendo el uno la sonrisa del otro...contarnos anécdotas y ver la expresión del otro al contarlas y fumar juntos y comentar lo que veíamos alrededor, ahora por fín pude oir su voz...y su forma de moverse, inclinar la cabeza cuando hablaba y la expresión de sus ojos de cerca.
Recuerdo esa noche como única..la primera vez que comprobé que no sólo era igual de genial que lo había imaginado tantos y tantos días chateando, sino que era más...era mejor...y parecía que yo le gustaba.
Después de esa noche pasamos toda la semana entre el chat y los mensajes al móvil y decidimos volver a quedar el fin de seman siguiente...el sábado. Ese sábado intercambiamos algún mensaje al móvil y según se acercaba la hora sin haber concretado la hora...le escribí para que acordasemos el lugar y la hora.
Pero no contestó, así de repente...le llamé y no me lo cogió, le mandé otro mensaje en plan ya casi preocupada que tampoco contestó..un tercer mensaje donde le decía que si finalmente no iba a poder o a querer quedar que simplemente me lo dijera para que yo pudiera organizar un plan alternativo...nada. Silencio total.
Y no se conectó al chat, ni a internet durante varios días...no me respondió al mail de indignación en el que resumiendo le decía que ojalá no le hubiese pasado nada ni a él ni a nadie cercano...aunque eso significase que era un completo gilipollas.
Y desapareció del todo...y yo tuve que retomar de mala gana y bastante dévil mi anterior vida...seguí conociendo chicos que entraban y salían y no era lo mismo por que J. llenaba por completo el espacio que yo antes llenaba con varios de ellos..por que me daba cuenta que no cabía nadie más...pero con el paso de los días y con J. desaparecido poco a poco fui recuperandome y seguí conociendo personas que me hacían reir y a las que yo no les pedía más, ni a mi ellos.
Y tan pronto como desapareció volvió a aparecer. De repente a los 10 días me escribe un mensaje al móvil disculpandome y con toda excusa que le entró miedo, que se acojonó.
Si le hubiera tenido delante le hubiese abrazado y le recibí de buen rollo y sin rencores..y, sí, volvimos a quedar...otra noche, aunque distinta a la primera, igual de genial. conocí más cosas de él, me abrió un poco las puertas de su mundo, un mundo en el que sorprendentemente yo me sentía totalmente integrada.
Después de esa noche no desapareció pero si trató de ir despacio, sereno, sin prisas como es él. Y me desconcertaba con sus pasos hacia adelante y hacia atrás..y llegó el siguiente fin de semana y volvió a desaparecer...le propuse quedar de nuevo y volvió a hacerlo, volvió a desaparecer de viernes a lunes.
El lunes sí intentó hablar conmigo, pero yo no le dejé...el martes lo mismo...me hice la dura...el miércoles no insistió aunque estaba por ahí expectante...y hoy es jueves...cuando yo le he hecho una señal que no sé como se tomará.
No sé si la historia de J, acabará ya o me regalará una 3ª sesión de su mirar...ojalá...por que ahora la que tiene miedo soy yo..miedo a que desaparezca definitivamente, miedo a no volverle a ver.
Seguiré contando.
Nela
jueves, 25 de junio de 2009
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